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La paradoja latina: un ejemplo del enfoque de la OCDE hacia el bienestar


Por Mario Pezzini, el ex Director del Centre de Desarrollo de la OCDE y Martine Durand, la ex Directora y Jefa de Estadística en le Dirección de Estadística de la OCDE

La evaluación del desarrollo implica más que la valoración del PIB, y abarca muchos otros aspectos de la vida de las personas. Dichos aspectos varían de un país a otro, reflejando así diferencias históricas, valores sociales e instituciones. En Bután por ejemplo, el concepto de Felicidad Nacional Bruta está firmemente anclado en la formulación de políticas desde los años setentas, el cual se enfoca en la preservación del medio ambiente, la cultura, el desarrollo socioeconómico sostenible y equitativo así como el buen gobierno. Ecuador, por su parte, incorporó la filosofía indígena del Buen Vivir en su Constitución de 2008, la cual hace hincapié en el papel de la comunidad y del medio ambiente en la formación de la vida de las personas.

El 15 de octubre pasado, la OCDE lanzó la tercera edición de su informe ¿Cómo va la vida? en el marco del quinto Foro Mundial de la OCDE sobre Estadísticas, Conocimiento y Política, celebrado en Guadalajara, México. El informe proporciona medidas comparables del bienestar en 36 las economías más desarrolladas a través de 11 dimensiones, con el fin de capturar elementos esenciales de la vida de las personas: ingreso, empleo, vivienda, educación, salud, calidad del medio ambiente, compromiso cívico, conexiones sociales, equilibrio entre el trabajo y la vida personal, seguridad y satisfacción ante la vida. El informe también analiza tanto la distribución de los resultados de estas dimensiones entre los diferentes grupos de la población, como el capital humano, natural, económico y social necesarios para mantener el bienestar a través del tiempo. Muchos países de la OCDE han comenzado a utilizar estos indicadores del bienestar, que van más allá del crecimiento económico, en su formulación de políticas con miras a una vida mejor.

A pesar de que las 11 dimensiones reflejan los aspectos más trascendentes para gran parte de la población en general, y a medida que analizamos la literatura sobre el bienestar y el desarrollo, los sorprende un hecho que es común denominador en muchos de los países latinoamericanos: los ciudadanos de la región expresan niveles de satisfacción ante la vida más altos de lo esperado, si nos basamos en medidas objetivas del bienestar estándares, tales como el ingreso, la salud o la educación. A menudo denominada como la “paradoja” latinoamericana, la anterior plantea la interrogante acerca de si los aspectos de la vida que son más valorados en América Latina difieren de aquéllos que tienen un mayor peso en otros países. Como resultado, un fuerte sentido comunitario y creencias espirituales son citados con frecuencia en la literatura como factores clave que definen la identidad de las sociedades latinoamericanas con tradiciones culturales arraigadas. Por lo tanto, es indispensable adaptar el marco de bienestar de la OCDE a la realidad de América Latina.

El Foro de octubre fue también la plataforma de lanzamiento de la iniciativa de la OCDE sobre el bienestar en la región llamada ¿Cómo va la vida en América Latina?, y de la cual son miembros al día de hoy Bolivia Chile, Colombia, Costa Rica, República Dominicana, México y Perú. Dicha iniciativa tiene por objetivo adaptar el marco de la OCDE y desarrollar un conjunto de indicadores del bienestar que reflejen de manera veraz el contexto y las realidades de los países latinoamericanos. Estos indicadores serán publicados incorporados de manera sistemática en las próximas ediciones del informe anual del Centro de Desarrollo de la OCDE Perspectivas Económicas de América Latina (LEO por sus siglas en inglés), elaborado en cooperación con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF). Esperamos que otros países se adhieran a esta Iniciativa con el paso del tiempo.

Nuestro deseo es que estos nuevos indicadores, adaptados a los contextos económico, cultural y social propios a América Latina y desarrollados a través de la Iniciativa ¿Cómo va la vida en América Latina?, proporcionen una herramienta eficaz para orientar las políticas de desarrollo hacia una nueva dirección y por ende, influyan de manera positiva en la vida de sus ciudadanos. En este sentido, es alentador ver cómo la adaptación regional del marco de la OCDE, al igual que se hace mediante los Estudios Multidimensionales de País de la OCDE (MDCRs, por sus siglas en inglés), ha encontrado eco entre socios a nivel nacional y ha dado paso a una discusión de las políticas desde otro punto de vista. Los MDCRs colocan el bienestar al centro del proceso de desarrollo, y sostienen que el bajo rendimiento de ciertos aspectos relacionados con este último en un país dado, pueden actuar como limitantes a un crecimiento más sostenible e integrador.

La paradoja latinoamericana nos recuerda una realidad importante: el proceso de desarrollo es un fenómeno multidimensional que impacta la vida de las personas de diferentes maneras con base en diferentes contextos sociales. Por lo tanto, a medida que el número de países que integren el concepto de bienestar en la formulación de políticas nacionales—y cuyo principal medio para lograrlo sea el crecimiento incluyente y sostenible—aumente, mayor importancia cobrará la recolección de indicadores del bienestar propios y el seguimiento periódico sobre el progreso emanado de los mismos. Lo anterior será de particular utilidad en la identificación de opciones y compromisos políticos.

Hoy es el momento idóneo para que los países, siguiendo el ejemplo de muchos de ellos en América Latina, hagan del concepto de bienestar la piedra angular de sus estrategias de desarrollo.

This article first appeared in EL PAÍS on December 3, 2015. Read it anew here: http://internacional.elpais.com/internacional/2015/12/03/america/1449176256_675559.html


This article should not be reported as representing the official views of the OECD, the OECD Development Centre or of their member countries. The opinions expressed and arguments employed are those of the author.

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